Turismo espacial: ¿qué tan ecológico podría ser en el futuro este mercado?

23

Jul

Turismo espacial: ¿qué tan ecológico podría ser en el futuro este mercado?



Los multimillonarios Richard Branson y Jeff Bezos acaban de inaugurar lo que parece será en el futuro un nuevo mercado de turismo espacial. Así ha sucedido con los recientes lanzamientos del que ellos han sido protagonistas y que no han estado exentos de cuestionamientos, entre ellos el del impacto ambiental.

Los vuelos que han tripulado estos magnates han alcanzado una altitud de entre 80 y 100 kilómetros, siendo catalogados como suborbitales, lo que implica que han consumido menos energía y combustible que los orbitales realizados por agencias espaciales.

El VSS Unity (avión espacial) de Branson ha utilizado un cohete híbrido compuesto en parte por un combustible sólido (de carbono), óxido nitroso, además de otros componentes, permitiéndole alcanzar las 50 millas de altura.

Por su lado, el New Shepard (cohete) de Bezos llegó a una altitud de 60 millas gracias al hidrógeno y oxígeno líquido. El uso de este tipo de combustible ha llevado a señalar al fundador de Amazon que su cohete es más ecológico que el de su competencia.

Ambos se han referido respecto al impacto ambiental, brindando argumentos que a simple vista dan la percepción de que no estamos ante un escenario que afectaría significativamente al medio ambiente. Pero hay mucho que analizar.

Impacto ambiental

Especialistas han tratado de exponer en concreto cuál ha sido la huella ecológica. Jorge Hernández, investigador de Ciencias Planetarias, menciona en su columna en The Conversation que el VSS Unity y el New Shepard son causantes de la emisión de 60 y 90 toneladas de dióxido de carbono, respectivamente, por cada vuelo turístico.

La división de estas cifras entre el número de tripulantes refleja que a cada uno de ellos les corresponden 8 y 15 toneladas, en el mismo orden anterior. En ese sentido, vale decir que estos números superan a los 4,8 toneladas que en promedio emite cada persona anualmente, según la web Worldometer. Un punto en contra.

A favor, se calcula que los cerca de 100 cohetes que se lanzan por año al espacio tienen una huella de carbono más baja que los 100 mil aviones comerciales que vuelan diariamente en el planeta, analiza Hernández. Teniendo en cuenta que los vuelos de Branson y Bezos son de menor desgaste que los de las agencias espaciales, llevaría a pensar que sería una industria turística factible en los próximos años.

No obstante, hay otro factor importante y es que la contaminación proveniente de los vuelos espaciales va más allá de las emisiones de carbono. Gran parte de los gases de los cohetes se liberan a 80 kilómetros de altura, permaneciendo un periodo aproximado de 2 a 3 años y afectando así a la capa de ozono de la Tierra.

Todo lo anterior conlleva a reflexionar sobre qué tan provechoso es que se instale un mercado de turismo espacial. El acceso a este servicio sería para unas pocas personas dados los costos monetarios, para una actividad que resultaría finalmente ser ‘recreativa’.

Si bien tienen un menor impacto que los vuelos espaciales de agencias, hay que considerar que estos últimos tienen propósitos científicos. En esa misma línea, compararlos con los vuelos comerciales no es coherente, sobre todo en una coyuntura en que las prioridades de los países deberían centrarse en la lucha contra el cambio climático.

La compañía espacial Virgin Galactic de Branson anunció que prepara una oferta de 400 vuelos turísticos espaciales cada año, lo que abre la posibilidad de que competidores como Bezos o el mismo Elon Musk incursionen en este mercado. Por ahora, queda estar atentos a nuevos estudios y la información que brinden sus artífices acerca de esta actividad.